miércoles, 6 de marzo de 2013

Donde trasciende la huella

Por Moraima Zulueta
moraima@gritodebaire.icrt.cu

 La majestuosidad de tus cordilleras acompañadas de cristalinos riachuelos aviva el encanto de tu naturaleza.

La serranía imprime la humildad de tus habitantes. Gente común, desempolvan a diario la huella de tu historia preñada de cimarrones, haitianos emigrados, mambises y rebeldes, bajo el manto de tus cafetos que atesoran tu pasado.

Un líder inmortal, fundador de tu frente guerrillero se yergue desde tu estatura para admirar tu grandeza; cuya ruta itineraria marcada en el Granma, el Moncada, se cristalizó en la Comandancia de La Lata para calmar el dolor de los oprimidos, garantizar la vida saludable a tus hijos y repartir la luz de la enseñanza.

La Lupe, las doctrinas revolucionarias, soñados proyectos hechos realidad signaron tu
progreso materializado en el Plan Turquino, donde hospitales, escuelas, museos, comercios, y
otros servicios agradecen las bondades de un Ejército de hombres intrépidos, que escalaron
la Sierra Maestra, situándose en la cima redentora.

Tus rebeldes trascienden hoy en el Tercer Frente. Ellos visten uniformes rojo y blanco en
plazas y aulas; batas blancas que se adentran en tus lomeríos;  y machetes que se alzan en
manos campesinas traducen el sudor de su frente en el sostén de  tu principal economía: la
agricultura.

Las palmeras de la serranía donde descansa el legendario combatiente reverdecen sus penachos
en complicidad con el sonido cantar del tocororo  y la fragancia de la mariposa, que regalan
junto con el sol de Oriente cada amanecer el tributo al guerrero de talla mayor: Juan
Almeida Bosque.

Adiós al Cristo de los pobres

Por Moraima Zulueta
moraima@gritodebaire.icrt.cu

La noticia estremece la humanidad del planeta. No se pueden esconder las lágrimas de tus hijos ni la tristeza de tu Latinoamérica.

Perece el líder, un hombre de pueblo; se nos va el gigante de Barina, el guerrillero mestizo que repartió la luz de la esperanza en la tierra suramericana.

Se extingue tu cuerpo, opacando el brillo de tus  ojos y la sonrisa noble, pero se agiganta tu estatura desde el Bravo hasta la Patagonia. Se apaga tu carisma inigualable sujeto a la fe cristiana   para seguir conquistando los sueños de Bolívar.

El luto se adueña en  tu Venezuela por el deceso de su gobernador que cumplió cabalmente 14
años de mandato, en defensa de los ideales más humildes de los pobres sobre la tierra.

Nunca preguntó dónde quedaba la estatua de Bolívar porque sabía su destino, ni siquiera se
sacudió el polvo del camino para continuar con el proyecto de equidad a cuesta en defensa de
su pueblo.

Amor, unidad, paz, solidaridad, fueron doctrinas que le acompañaron siempre en su singular
oratoria, en su espíritu por salvar la Patria del engendro imperialista.

Hoy perdemos uno de los hijos inolvidables del Movimiento revolucionario bolivariano quien
llegó al Palacio de Miraflores para garantizar el progreso a la humanidad desposeída. 

Hugo Rafael Chávez Frías, agoniza para dejarnos un dolor profundo en corazones que sufren
por tu pérdida, pero sus ideas se afianzan en pueblos que rompieron sus ataduras para hacer
realidad  la alianza bolivariana, cuyo estandarte de integración es tu propia Venezuela.

Adiós al Cristo de los pobres en Venezuela; Adiós al legendario que tocó pueblos y creó
conciencia. Cuba, tu segunda nación te venera eternamente diciéndote HASTA LA VICTORIA
SIEMPRE COMANDANTE.