lunes, 2 de diciembre de 2013

Salvando la memoria histórica (I)



 Esta es una colaboración de la periodista Arlettys Guevara Filiú.

Ya comenzó diciembre, un mes significativo para una localidad perteneciente al municipio de Contramaestre: Maffo. Cuando se dice Maffo, se dice revolución, patriotismo, identidad, cultura. Hijo de la historia cubana. En él sucedió, entre otros hechos, la Batalla del BANFAIC, una de las hazañas  que determinó la toma definitiva de Santiago de Cuba y el triunfo de la Revolución cubana. No se puede hablar de memoria histórica sin mencionar a esta tierra de hijos ilustres. En homenaje a un nuevo año de logros y satisfacciones quiero regalarle una página de su historia que un día, alguien quiso omitir.
       
La historia es la única que nos puede decir qué fuimos en el pasado, qué somos en el presente y qué seremos en el futuro
El afán humanístico de registrar todo aquello cuanto acontecía dio origen a la prensa escrita. Como es lógico, este medio de comunicación masiva siempre ha sido un factor importante para la información y la cultura de todos los pueblos. Su evolución, a partir del siglo XV, no hubiese sido posible solamente con el surgimiento de la imprenta, sino además con el alza de personas que, aunque no estaban capacitadas del todo para la correcta extracción de aquellas ideas presentes en los textos, comenzaron a instruirse en lo que a leer y escribir respecta.
Llega hasta nuestros días el perfeccionamiento de este medio de comunicación. Aunque se imponga la aparición de las nuevas tecnologías, la prensa escrita sigue ahí, de todos modos, los diarios, semanarios, revistas… impresas viabilizan más la información a aquellas personas que no tienen acceso a internet. De ahí el valor que reviste conocer su historia y protagonistas.

Génesis del periodismo en Contramaestre
Muchos hubiesen jurado que la prensa en Contramaestre tuvo sus inicios en los años 90 con la emisora Radio Grito de Baire; algunos escucharon alguna vez hablar del tema, pero muy pocas personas conocían que fue en la neocolonia cuando surgió el primer medio de comunicación masiva.
El periodismo en Contramaestre surge precisamente cuando la prensa oficial cambia los intereses del sistema español por el norteamericano. Fue esta la época en que ya estaba confirmada la esencia del periodismo burgués de ultraderecha, así como su naturaleza antipopular, que defendía sus privilegios económicos, políticos y sociales a partir de las nuevas condiciones históricas.
Eran tiempos en que los medios de comunicación solían responder a los intereses de adinerados, a pesar de ello, la prensa en Contramaestre mostró su posición reaccionaria; representaba a la mediana burguesía y sostenía posiciones que preservaron el fortalecimiento del nacionalismo cubano frente a los intereses foráneos. Fue la prensa escrita la raíz del quehacer periodístico en la región. 

Cuando el sueño se hace realidad
Se hizo necesaria en Cuba una división político-administrativa en el año 1976; antes, Contramaestre no era más que una parte de Maffo, el barrio principal, perteneciente a Jiguaní, antigua Jurisdicción de la Provincia de Oriente. La mayor cantidad de personas se ubicaba en este sitio, por lo que los hechos económicos, políticos y sociales de importancia sucedían aquí.
Surge entonces, exactamente el 10 de enero de 1926 La Voz de Maffo. Sus propietarios: Isidro Iglesias del Rey[1], el Sr. Francisco Ruiz Amador[2]y  la Sra. EnmaEscandell[3]. La Voz de Maffo, no era “(...) un periódico político, nacido al calor de la simpatía que nos inspiran los habitantes de esta zona, viene a llenar una necesidad hace tiempo sentida por todo el pueblo, único soberano a quien rendimos vasallaje[4]. Era una publicación de carácter social que incluía sesiones de noticias nacionales, internacionales, crónicas sociales y anuncios comerciales."
La Voz de Maffo iba a ser una publicación Por el Pueblo y Para el Pueblo[5], sus objetivos estaban muy claros. Independientemente de las diferencias sociales siempre habría personas que se preocupaban por las necesidades culturales, informativas y comunicativas de los habitantes. 
Isidro Iglesias del Rey, seguidor de las ideas marxistas-leninistas, decidió llevar a cabo la realización de este periódico muy necesario, desde su criterio, en la región. Su contenido era netamente social, en él incluían sucesos importantes de la jurisdicción, el barrio y lugares aledaños. Contaba con secciones tales como “Nuestro Programa”, “Noticias”, “Internacionales”, “Sociales”, “Manchas”, las que variaban según los acontecimientos a informar, anuncios y propagandas comerciales que tenían sus páginas fijas.
El estilo con que se escribía era muy consecuente, evidentemente no se regían  por reglas académicas. Los textos tenían lenguaje convencional y exuberante, con una considerable adjetivación, generalmente oraciones compuestas, utilización de metáforas y símil. Los titulares eran directos aunque llamativos; el diseño muy cargado, dividido en tres columnas, característico en los periódicos de la época.
La Voz de Maffo fue una publicación efímera, no hay muchos argumentos históricos acerca del mismo. La información es muy pobre, incluso no se sabe con exactitud hasta cuando fue publicado.
Sin embargo las huellas que permanecieron vivas hasta hoy me permitieron palpar su contenido e inferir sobre la prensa de ese tiempo, gracias a ellas pude saber que sí estaba informada la localidad en esa época en la que casi no habitaban personas aquí, no cabe duda que fue un 10 de enero de 1926 cuando el territorio dio a luz su primera publicación periódica.




[1] Isidro Iglesias del Rey, español que llegó a Cuba a inicios de la República, primer comunista de toda la comarca, español precursor de las ideas marxistas - leninistas en el territorio, fundador y dirigente de varias organizaciones, maestro de una iglesia pública y periodista. Administrador y propietario de La Voz de Maffo.
[2] Francisco Ruiz Amador, director da La Voz De Maffo.
[3]EnmaEscandell, cronista de La Voz De Maffo.
[4] Texto extraído del periódico La Voz de Maffo, en la sección Nuestro Programa.
[5] Slogan del periódico La Voz de Maffo.


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