viernes, 22 de junio de 2012

Al fin te encontré...pero no te tengo

Por Moraima Zulueta
moraima@gritodebaire.icrt.cu

Hace más de 20 días que recibí la noticia de tu reaparición, tras una larga espera en    silencio, que se interpretaba como un adiós a la vida

Gestión de búsqueda a través de la Cruz Roja Internacional  y de amigos solidarios fueron infructuosas, quedando solo el desaliento, las lágrimas ocultas y el sufrimiento invisible al no saber de tu existencia.

Sin embargo, hoy cuando conozco dónde y cómo te encuentras, sé que te tengo vivo, aunque más viejo que ayer y más callado, pero  con la lucidez que aún  te caracteriza.

Sé que tú, PAPÁ,    te refugiaste en un país lejano, cuyas barreras geopolíticas impiden verte, acariciarte, peinar tus canas,  caminar juntos y disfrutar de  una conversación impredecible en el tiempo, que termine en  un   abrazo bien apretado y un beso muy sincero.

Esta vez se rompe el silencio… pero no te tengo a mi lado;   aprovecho la ocasión para decirte que me haces mucha  falta ante los tropiezos que depara el destino, para pedirte un consejo oportuno o quizás para escuchar el perdón por errores del pasado.

Porque quiero que sepas que, aunque no crecí a tu lado, mamá me enseñó que PAPÁ es único en el mundo, que  no fue un hombre perfecto pero sí tuvo nobles sentimientos, que por incomprensiones de ustedes dos, no pude aprender de tus doctrinas ni mucho  menos disfrutar de tu amor paterno.

Hoy cuando sé que estás vivo  pero muy distante;  qué puedo decirte?

Que tienes una hija de 44 años de edad, cuya madurez temprana la preparó en  los  rigores de la vida, que tu  ausencia  irreparable  inspira   nostalgia y  respeto, y  que vivo  el presente con el anhelo de verte antes del deceso de algunos de los dos.

1 comentario:

  1. Bonito artículo, Moraima. Gracias por regalarnos ese interesante capítulo de tu vida privada.

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